Hoy íbamos a hablar de la productividad de Japón, pero hemos encontrado en www.burbuja.info un artículo publicado en Financial Times sobre España. El artículo es realmente demoledor y va en la línea de lo que pensamos en este blog. Lo más importante para nosotros es que el artículo concluye en que el reto para los próximos años es la mejora de la productividad, lo cual nos llena de satisfacción. Hemos traducido el artículo completo porque realmente merece la pena.
A crisis in store for Spain’s election victor
By Wolfgang Münchau
FINANCIAL TIMES
Published: March 2 2008 18:58
Las elecciones en España este domingo están demasiado próximas para verse influidas. Sin embargo, el ganador empleará los siguientes cuatro años afrontando un lío económico de una escala no conocida en tiempos modernos.
El doble motor de la crisis económica que llega a España es el colapso del mercado inmobiliario y el déficit por cuenta corriente, ahora a un 10 % del producto interior bruto. Ambos están relacionados, por supuesto, ya que la burbuja de la propiedad ha sido la fuerza motora que ha estado detrás del gasto financiado por el crédito.
En respuesta a una pregunta sobre qué hacer ante la elevación del déficit por cuenta corriente, yo escuché a un reputado economista español que la mejor respuesta sería deja de publicarlo. Estaba de broma, pienso, pero no estoy completamente seguro. Puede no ser una crisis monetaria, por supuesto, ya que España no tiene su propia moneda. Pero incluso en países de la unión monetaria, tan enorme desequilibrio tiene un significado. Se apunta hacia un ajuste futuro, y en ningún sector el ajuste será tan doloroso como en el mercado de la vivienda.
He recopilado las estadísticas de la vivienda de España, y una de mis favoritas es la del Banco de España, que muestra que la aprobación de permisos de obra ha caído del borde de un precipicio desde finales de 2006. En su pico, los permisos de construcción aumentaban a un ritmo anual del 25 %. En otoño de 2007 el cambio anual era del – 25 % y probablemente aún estén bajando. Los precios de la vivienda no han caído mucho, pero es solo cuestión de tiempo, ya que los vendedores tienden a sufrir una ilusión colectiva en su etapa del ciclo de la vivienda.
Entre 1995 y el último año, los precios de la vivienda en España se triplicaron en términos nominales, y se doblaron en términos reales. Varias explicaciones se han ofrecido: una tendencia de los jóvenes a dejar la casa paterna entes; una elevación de la inmigración; y la popularidad del país entre los compradores del norte de Europa. Pero cuidado con los argumentos referentes a la demanda, son cíclicos y el ciclo está cambiando. Por otra parte, ya que la oferta aumenta con la demanda, hay ahora un exceso de vivienda sin vender.
Es esperable que los precios reales de la vivienda en España caigan casi tanto como se han elevado en los últimos diez años. Si uno mira los precios reales de la vivienda en USA o Alemania durante periodos muy largos, se observa que como suele ocurrir han estado virtualmente planos.
El coste de construir una casa es relativamente constante, y la tierra no se usa para trabajos productivos. La compra de una casa protege a su inversor contra la inversión. Pero ya que el suministro de viviendas es relativamente elástico, los precios de la vivienda no se elevarán en términos reales. Ya que España todavía genera niveles de inflación robustos, el impacto en los precios nominales será algo menos severo.
Hay una notable excepción para la norma del incremento cero en el precio, por ejemplo el reino Unido, donde los precios reales han subido durante años, pero por una razón muy patológica no necesariamente presente en otros países. El mercado español es estructuralmente muy similar al de USA y Alemania, en el sentido de que ante una elevación de la demanda usualmente se compensa con una elevación en la oferta. Pero esta lógica, una parte sustancial de la subida de los precios de la vivienda ajustados ante una inflación anormal se invierte cuando el ciclo de la vivienda cambia.
El impacto económico de este cambio en el ciclo de la vivienda está siendo peor en España que en el resto de los países. Una estadística asombrosa sobre España es el hecho de que la inversión en construcción constituye el 18 % del Producto Interior Bruto español, de acuerdo con los datos de la base de datos Ameco de Unión Europea. En Francia y Alemania, la proporción es aproximadamente del 10 %
Cuando el precio de la vivienda cae, el PIB es golpeado de dos formas: la primera es el efecto directo de la caída de la inversión en construcción, y el segundo es el efecto de consumo indirecto, ya que la gente no puede extraer liquidez de dus hogares, que pueda usarse para gasto en consumo. Si la proporción del sector de la construcción menguase a un 10 % (para igualarse con la media) en un periodo de, pongamos cuatro años, el efecto del crecimiento será cercano a 2 puntos porcentuales al año
Si añadimos el efecto al consumo de la disminución del precio de las casas, podemos encontrarnos con una década de crecimiento cero – quizás más tiempo, quizás peor, o quizás ambos.
Por supuesto, la economía de España tiene una fortaleza notable. Una es la posición fiscal. El país ha disfrutado de excedentes presupuestarios y un ratio deuda/PIB aceptable. España está por lo tanto relativamente mejor equipada para compensar un shock cíclico corto que, por ejemplo, países con déficit excesivos como el Reino Unido. Para un periodo de ajuste largo, la política fiscal, sin embargo, no será suficiente ayuda.
En segundo lugar, España tiene un sector bancario robusto y moderno que ha eludido algunos de los problemas de los mercados de crédito modernos. Los bancos españoles tendrán problemas solamente cuando aumente la morosidad. En términos de reformas estructurales, España se encuentra en posiciones inferiores en mercado de productos y regulación de mercados, y en términos de política de competencia.
Ahora que la economía basada en la burbuja ha fallado, el principal desafío para el ganadore de las elecciones del domingo será – aparte de la gestión de la crisis – la búsqueda de un nuevo modelo de crecimiento basado en la elevación de la productividad. Lamentablemente, esa realidad está aún muy lejana.