En un mundo en el que el petróleo es cada vez más escaso, los 272.000 millones de barriles de crudo pesado que Venezuela reconoce contienen las arenas de la cuenca del Orinoco parecen una proposición tentadora para los inversores extranjeros. Pero hasta tres veces este año Petróleos de Venezuela (PDVSA), la compañía estatal, ha pospuesto licitaciones de siete bloques en el Orinoco que pueden producir 1 millón de barriles diarios de petróleo sintético. La razón: los términos de la oferta son más rígidas incluso que las propuestas por Brasil (ya de por sí duras), y la incertidumbre es incluso mayor.
El riesgo no es geológico, ya que el petróleo se conoce. Pero las inversiones en refino requieren inversiones de miles de millones de dólares, y la tecnología no estaba aún probada.
China, Rusia e India han expresado interés en los bloques, además de Petrobas de Brasil y otras multinacionales como BP, Chevron, Royal Dutch Shell y Total. Pero dos factores han hecho vacilar a los inversores. La primera ha sido la recesión mundial y la caída del precio del petróleo, y la segunda es el riesgo político.
En los últimos dos años el presidente de Venezuela, Hugo Chaves, ha nacionalizado grandes partes de la economía, incluyendo docenas de compañías de servicios petrolíferos (que todavía están esperando las compensaciones prometidas). Dos gigantes del petróleo – Exxon Mobil y ConocoPhillips – han visto cambios arbitrarios en sus contratos para operar en el Orinoco. Los nuevos contratos propuestos no contienen provisiones sobre disputas arbitrarias.
Pero la sed de petróleo es grande y algunas compañías, especialmente las estatales de países como Rusia y China, cuyos gobiernos son amigos de Hugo Chaves, pueden seguir interesados en las arenas pegajosas del Orinoco.
Bibiliografía: A sticky proposition. The Economist Septembre 5th 2009.
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