El primer proyecto a gran escala de una planta para depurar gas de verterderos (LFG), usando tecnología de membrana, empezó a operar en Murrysville, Pennsylvania, en 1998. La tecnología de purificación de gas de vertederos está teniendo progresivamente más aceptación conforme aumentan los costes energéticos.
Si buscamos los antecedentes históricos de esta tecnología, y también en Estados Unidos, su desarrollo comenzó en 1978, a partir de cambios normativos que permitieron su uso en proyectos de electricidad o de uso directo. La aplicación de la tecnología LFG consiste en secar y comprimir el gas y enviarlo por tubería a un único usuario. El desarrollo de esta tecnología fue progresivo pero, no demasiado rápido. Entre los hitos más significativos podemos mencionar que en 2000, Charles L. Anderson de Air Liquid, se dio cuenta de las posibilidades que tendría en este mercado las membranas de Air Liquid, y la compañía desarrolló un nuevo proceso utilizándolas. La principal ventaja de este nuevo proceso es que se extrae dióxido de carbono del metano a 200 psig (13,7 bar g) en vez de a 600 psig (41,2 bar g) como ocurre con las membranas UOP. El beneficio de esta presión más baja para la separación del gas es que la potencia requerida en el compresor se reduce, lo cual hace disminuir tanto el coste de capital como el operacional de las plantas de procesado LFG. Actualmente esta tecnología está ampliando su implantación con la construcción de varias plantas que usan las membranas de Air Liquid.
Si buscamos los antecedentes históricos de esta tecnología, y también en Estados Unidos, su desarrollo comenzó en 1978, a partir de cambios normativos que permitieron su uso en proyectos de electricidad o de uso directo. La aplicación de la tecnología LFG consiste en secar y comprimir el gas y enviarlo por tubería a un único usuario. El desarrollo de esta tecnología fue progresivo pero, no demasiado rápido. Entre los hitos más significativos podemos mencionar que en 2000, Charles L. Anderson de Air Liquid, se dio cuenta de las posibilidades que tendría en este mercado las membranas de Air Liquid, y la compañía desarrolló un nuevo proceso utilizándolas. La principal ventaja de este nuevo proceso es que se extrae dióxido de carbono del metano a 200 psig (13,7 bar g) en vez de a 600 psig (41,2 bar g) como ocurre con las membranas UOP. El beneficio de esta presión más baja para la separación del gas es que la potencia requerida en el compresor se reduce, lo cual hace disminuir tanto el coste de capital como el operacional de las plantas de procesado LFG. Actualmente esta tecnología está ampliando su implantación con la construcción de varias plantas que usan las membranas de Air Liquid.
Bibliografía: “Start-of-pipe” solutions. Waste Management World March-April 2008.
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