La demanda global se contrae, el comercio se hunde y el proteccionismo aumenta. La comparación con la gran depresión está en el candelero, y el comportamiento del comercio en ambos periodos es demasiado parecido como para estar tranquilos. El comercio mundial cayó alarmantemente a principios de los años 30, cuando la demanda global implosionó, los precios colapsaron y los gobiernos se embarcaron en una destructiva espiral de altas tarifas y represalias. Todo aquel que pretenda implantar una política efectiva de control de precios debe estar al tanto de cómo funcionan las medidas proteccionistas, y sus efectos en los precios de las materias primas y productos que se mueven en el comercio internacional.
El comercio está contrayéndose nuevamente, a un ritmo no conocido desde la II Guerra Mundial. Según World Trade Organisation (WTO), el volumen del comercio mundial se hundirá un 9 %. Será la primera caída en el flujo del comercio mundial desde 1982. Entre 1990 y 2006 el volumen del comercio mundial creció más de un 6 % al año, sobrepasando fácilmente el ritmo de crecimiento de la economía mundial, que creció alrededor del 3 %. Actualmente está ocurriendo justo lo contrario, la economía declina y el comercio se hunde a un ritmo mucho más rápido. Las "turbulencias" han sacudido el comercio en mercancías de todo tipo, las compradas y las vendidas de países pobres y ricos igualmente.
Es demasiado pronto para hablar de una nueva espiral proteccionista. Sin embargo, el nerviosismo de los políticos hace que nos encontremos ante un riesgo real. Una medida proteccionista es la forma más fácil que tienen los gobernantes de aplacar las iras de grandes sectores de la población, pero a la vez que es fácil es contraproducente para combatir la recesión.
Si bien los miembros del G-20 defienden en público que no utilizarán medidas proteccionistas, lo cierto es que 17 miembros del grupo han tomado ya 47 medidas restrictivas al comercio desde noviembre.
Obviamente, las medidas proteccionistas de hoy son mucho más sutiles que las vistas en el pasado. En los años 30, mediante America´s Smoot-Hawley Act, se incrementaron los aranceles a la importación de 900 productos, altos ya de por sí para los niveles actuales. En la actualidad, los países ricos están incluyendo provisiones discriminatorias en sus medidas de apoyo fiscal y están ofreciendo subsidios a sus debilitadas industrias nacionales. Estos días el proteccionismo tiene 57 variantes.
Hay buenas razones para creer que el mundo tiene menos miedo actualmente al proteccionismo del que tenía en el pasado, los acuerdos internacionales limitan las tarifas. El crecimiento de las cadenas de suministro globales, que conectan entre sí a diferentes economías nacionales, hace más difícil a los gobiernos incrementar las tarifas sin dañar a los productores de sus propios países.
Pero todas estas defensas pueden no ser lo suficientemente fuertes para proteger la economía mundial del proteccionismo, y el motivo es que los países ricos conocen mecanismos mucho más sutiles para protegerse de la competencia exterior. En efecto, las defensas pueden no ser lo suficiente fuertes como para evitar otras estrategias proteccionistas más sutiles, y el motivo es que los acuerdos multilaterales firmados a bombo y platillo como la panacea para el desarrollo de los países del sur proporcionan pocas garantías contra los subsidios domésticos, las medidas antidumping (venta de productos por debajo del valor de mercado) y otras sigilosas formas de protección como las medidas de seguridad en el producto. La mayoría de los países tienen margen para elevar las tarifas, ya que generalmente se aplican tipos que están por debajo de los máximos permitidos por WTO. Pueden elegir hacerlo a pesar de los posibles trastornos que se provoquen en las cadenas de suministro global.
Los engranajes de la globalización
Si el comercio mundial mengua, el efecto inmediato es dolor. Y para hacernos una idea de cómo está el panorama valga el ejemplo de los estibadores del puerto de Málaga, que han aceptado reducir sus salarios un 30 % para luchar contra la competencia del nuevo puerto de Tánger (ver "Llegó la hora de invertir al sur del Mediterráneo" para entender lo que está ocurriendo en el comercio a través de ese mar). La recesión global indica un colapso en la demanda. El credit crunch añade tensiones adicionales, pues ha provocado una caída de 100.000 millones de dólares en las finanzas que lubrican el comercio mundial.
Bibliografía: The nuts and volts come apart. The Economist March 28th 2009
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