El comportamiento de la economía alemana va a ser clave para que los países europeos puedan salir de la crisis, pero los alemanes están actualmente muy preocupados intentando salvar algunas de sus empresas estratégicas. Frank-Walter Steinmeier, el antiguo ministro que intentará ser canciller en septiembre, está empeñado en una nueva misión: Tranquilizar a los trabajadores de Opel asegurándoles que el gobierno luchará por el mantenimiento de sus puestos de trabajo.
El problema de Opel se ha convertido en una de las cuestiones estratégicas en Alemania. La compañía es parte del brazo alemán de la casi quebrada General Motors, que dice necesitar 4.200 millones de dólares para sobrevivir. El Social Democratic Party (SPD) de Steinmeier, y miembros del conservador Christian Democratic Union (CDU) desean rescatar a la compañía Opel a cualquier coste. Pero claro, hoy en día es difícil conseguir competir con los vehículos low cost que llegan de los países emergentes. Los elevados salarios (para su país) de las fábricas de coches de los países emergentes no superan el 10 % de los equivalentes de los trabajadores de Opel, y así es prácticamente imposible competir. Pero cada vez son más las voces que se levantan en contra de las ayudas masivas a estos colectivos que no son competitivos en la economía globalizada, y en estas voces destacan los liberales que critican los excesivos esfuerzos gubernamentales, que es posible pasen factura conforme la recesión avance.
El éxito de la economía de la postguerra se fundamenta en el concepto de Ordnungspolitik, donde el estado interviene parcialmente en el mercado pero sin tomar control. El estado interviene en algunas áreas, por ejemplo para prevenir monopolios, pero queda al margen de otras como los niveles salariales. Pero la gran coalición gobernante ha estado alejándose del Ordnungspolitik incluso antes de la crisis, introduciendo por ejemplo salarios mínimos en algunos sectores. Pero ahora, en pleno desplome de la economía, el gobierno intervendrá mucho más. Planea por ejemplo gastar 80.000 millones de euros para estimular la demanda, y ya ha empleado 500.000 millones para los rescates bancarios. También ha creado un fondo de 100.000 millones de euros, el “Germany Economy Fund”, para proporcionar créditos y préstamos garantizados a las compañías no financieras, donde quizás se incluya Opel.
Pocas dudas existen que el sistema bancario alemán necesitará ser rescatado, pero los riesgos del sector industrial son mucho más severos. Y los costes del reflotamiento de este sector pueden ser aún mayores, lo cual acabará debilitando al gobierno y provocando grandes deudas. La preocupación actual no es que el estado sea demasiado poderoso, sino que quede demasiado debilitado. La política oficial del gobierno defiende que solamente las firmas en problemas que aporten planes creíbles para su recuperación, serán calificadas para ser ayudadas, y las ayudas sólo tomarán la forma de préstamos o garantías. Opel ha fallado en superar todas estas pruebas. Ha estado perdiendo cuota de mercado durante años y puede ser demasiado pequeño para sobrevivir en una industria plagada de sobre capacidad.
Bibliografía: How to restart the engine? The Economist March 14th 2009
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