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17 abril 2009

La industria de ayuda al desarrollo a África

La Saga de Erik el guelecola, llamada también Eiric Randi (Anónimo, S. XIII), narra la historia de unos navegantes noruegos, entre ellos Erik, que llegan a Groenlandia. Erik tuvo que huir de Noruega por causa de "cierta matanza". Su familia y él se establecieron en Islandia, de donde volvió a ser exiliado por asesinatos hacia el año 982.
Las epopeyas de los navegantes noruegos han permanecido en la memoria durante más de 1.000 años, y no es para menos, aquellos "inmigrantes" de la antigüedad cruzaron grandes trechos de mar y realizaron grandes descubrimientos. Hoy en día, por el contrario, los flujos de inmigrantes ya no queda registrado más que en las estadísticas oficiales, y a pocos le parece una heroicidad que los jóvenes senegaleses realicen a diario trayectos mayores que los de Erik el rojo y utilizando embarcaciones mucho más pequeñas.
La pregunta que nos hacemos en este artículo es bien sencilla: ¿Por qué África no progresa? Un creciente número de economistas vine en ese sentido realizando críticas cada vez más sólidas contra la ayuda al desarrollo. Ellos argumentan que la asistencia occidental a los gobiernos africanos ha provocado que no haya voluntad para reformar la cultura a la burocracia y a la corrupción que ha inhibido el comercio, la inversión, y el crecimiento de los negocios locales.
Con los precios de las materias primas elevados, mucho capital privado e inversores estaban bien dispuestos a explorar nuevas fronteras, así que no parece muy lógico que el continente tenga que mantenerse con ayuda al desarrollo. Muchos países africanos están ahora temblando en el borde de la recesión y sus políticos argumentas que necesitarán apoyo adicional para desviar una crisis de una escala como la que golpeó la región durante los años 70.
Está bastante claro que a los gobiernos occidentales se les va a pedir incrementen su ayuda a África como única forma para evitar el estancamiento inversión de la mejora en los indicadores sociales. Pero en un reciente informe, el Fondo Monetario Internacional avisó que las reducciones potenciales de la ayuda al desarrollo son una seria preocupación. El flujo de ayuda a África alcanzó su máximo en 2006 y quedó sin cambio en 2007.
La severidad de la recesión en el norte es parte del problema, ya que los compromisos de ayuda típicamente se expresan como un porcentaje del P.I.B. que ahora está cayendo.

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