Cuando la corrosión es un problema crítico, a menudo es difícil alcanzar recodos y recovecos que hacen que las operaciones de supervisión sean costosas. Sectores como el aeroespacial, barcos, nuclear, minería, petróleo y gas emplean recursos importantes para detectar la corrosión de partes críticas. Recientemente, investigadores australianos de Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO), han desarrollado un sensor que indica dónde y cuándo ocurre la corrosión. El sensor convierte esta información en una herramienta de gestión en tiempo real que reduce los costes de mantenimiento e inspección y mejorar la seguridad e integridad de las estructuras. Estos sensores ya se distribuyen comercialmente, pero en la siguiente etapa se pretende probarlos en condiciones extremas, tales como en las condiciones ambientales de los desiertos o en el interior del fuselaje de las aeronaves.
En el largo plazo, el objetivo es incorporar esta tecnología de sensores a pinturas y revestimientos, materiales de construcción tales como el hormigón reforzado, y otros compuestos.
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