Mucho se habló estos años atrás de la inversión en vivienda y sus parabienes. La vivienda subía y subía sin cesar. Pero esos años de burbuja inmobiliaria no eran otra cosa que inflación en la vivienda, que ahora está mostrando su cara más terrorífica.
Poseer hoy en día una vivienda comprada en los últimos cinco años es una trampa mortal para sus propietarios, pues aparte de no poder venderla, el precio va bajando progresivamente. Y esto ocurre ya en todos los países que estuvieron afectados por la burbuja inmobiliaria global, que tan terribles efectos está teniendo en millones de personas.
Ayer domingo, el prestigioso diario Financial Times hablaba de este fenómeno en el Reino Unido (ver Fitch report highlights negative equity woe). Uno de cada diez propietarios, personas con un excelente historial de créditos, se encuentran en el país atrapados por el inmovilizado negativo. Un informe de Fitch Rating, publicado la semana pasada, puso caras al problema. Como dato interesante indicamos que hay una gran diferencia en las caídas de precios en función del lugar donde residan. El lugar donde los precios han bajado más ha sido Northampton, donde el 17 % de los que pidieron un préstamo hipotecario deben ya más de lo que pidieron.
Mención especial merece otro dato del informe, y es que también hay diferencias significativas según el banco que hizo los préstamos. La generosidad de los tasadores fue mayor en Northern Rock, banco que fruto de su gestión acabó siendo nacionalizado en 2008. Los siguientes más optimistas en las tasaciones fueron Bradford & Bingley, también rescatado por el gobierno, Birmingham Midshires, que es una parte de HBOS, y Alliance & Leicester, propiedad del Santander.
El estudio se deriva del valor de las casas que marca el Nationwide House Price Index, que ha caído ya un 20 %. El alto impacto del inmovilizado negativo es un reflejo de la alegría en el otorgamiento de préstamos durante los años del boom.
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