Nuevamente noticias de mejora en la economía mundial. En esta ocasión ha sido el Banco Central del Japón quien ve signos positivos. Los dos indicadores que se comportan bien por segundo mes consecutivo son las exportaciones y la producción mundial. Varias cosas podemos deducir de aquí. En primer lugar, si crecen las exportaciones japonesas es porque son muchos los países que empiezan nuevamente a tirar del carro, y la segunda es un nuevo indicador de que las economías exportadoras y no endeudadas como la japonesa o la alemana saldrán más rápidamente del atolladero.
Según el banco central del Japón, los próximos meses pueden marcar la estabilidad soñada para el país, aunque todavía es pronto para ello. Entre las políticas previstas para impulsar la economía japonesa, podría estar la de comprar deuda corporativa y proporcionar a los bancos mayores fondos. No obstante, aún es pronto para aplicar estas medidas.
Los indicios de una recuperación económica han devuelto han hecho pensar en un pronto incremento en los intereses de la deuda corporativa del gobierno. No obstante, la elevación de los tipos de interés impulsaría los costes de los préstamos para las empresas y consumidores, amenazando el rebote de la economía global. Habrá que esperar aún más para colocar los tipos a unos niveles más sostenibles. No debemos olvidar que los tipos mundiales actuales son una medida puntual que funciona cuando la economía está en recesión, pero si las economías empiezan a recuperarse, la tendencia se invertirá rápidamente para frenar una espiral inflacionista que seguiría rápidamente a la recuperación. Ya lo estamos viendo en las materias primas y el petróleo, están ahí deseando subir de precio, y lo harán rápidamente si la tendencia de la economía global se invierte.
En este artículo insistimos que en la economía española, lamentablemente, no hay ningún signo de mejora. Salvo el freno en la caída del desempleo, que tarde o temprano tendría que producirse, el resto de los indicadores siguen en estado crítico, y ello es obviamente debido a las particularidades de la crisis local: burbuja inmobiliaria en plena debacle y sobreendeudamiento de los españoles. Ambos factores están paralizando la economía del país.
Bibliografía: Bloomberg
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