Las escasas empresas españolas que negocian con África, no pasan más allá de Marruecos y como mucho Argelia; pero hay grandes oportunidades especialmente en el África Subsahariana. Aprovechando el artículo "They came to bury him, not to praise him", que en The Economist June 20th ilustra el acercamiento de Sarkozy a sus antiguas colonias, vamos a aprovechar para hacer un breve esbozo de lo que nos encontraremos si decidimos hacer negocios en la región.
Las colonias francesas ocupaban toda África occidental, y separada del resto estaba Madagascar. En el norte, Marruecos, Mauritania, Malí, Argelia, Níger y Chad. Al sur de Mauritania países más pequeños como Senegal, Guinea, Costa de Marfil, Burkina Faso, y Benín. Y por último los territorios del centro de África que hoy ocupan Camerún, la República Centroafricana y Libreville (Gabón).
La relación de Francia con sus ex colonias no deja de ser ambigua. La izquierda y derecha francesa han negociado sin tapujo ni recato algunos con líderes que dirigían sus países a golpe de transferencia bancaria. Una corrupción que esquilma los recursos e impide que la población pueda salir de la absoluta miseria en la que vive. La época post-colonial se ha basado en los petrodólares y en los jugosos contratos comerciales obtenidos a base de influencia política y Francia ha sufrido un serio descrédito por esta actitud.
El actual presidente francés, parece estar reconsiderando la situación. No se puede seguir con esta doble moral eternamente.
Pero otro sabueso ha aparecido en escena, y ahora África se enfrenta a la competencia china, de la que ya hemos hablado varias veces en Todoproductividad. Y es que China está superando a Francia como partner comercial en África subsahariana.
Los ejemplos de corrupción se han sucedido con los años. El de más actualidad es el del recientemente fallecido líder de Gabón. Omar Bongo Ondima, líder africano que ha presidido el país durante 42 años, repartidos en 7 mandados. El caso de Bongo es uno de los más excepcionales ejemplos de lo poco que importa a occidente la libertad de los pueblos cuando hay buenos vínculos políticos y comerciales. Y es que ante todo Bongo ha sido un presidente con prestigio adquirido a base de petróleo y de reconocida naturaleza plutocrática y nepotista.
El sr. Bongo presidía el país con ánimo de lucro en medio de una estrecha relación con Francia, y deja una herencia sombría en la que la paz y la estabilidad sociales no podían ocultar una realidad de falsa democracia, pobreza generalizada y saqueo patrimonialista de la renta petrolera. Buena prueba de ello es la jubilación que el presidente de Gabón se había preparado en Francia. El escándalo ha saltado tras la denuncia de la rama francesa de Transparency International. Una pequeña prospección de las andanzas de la familia Bongo por Francia ha encontrado por el momento 39 propiedades en distritos distinguidos, nueve coches y 70 cuentas corrientes en los bancos franceses.
Esperemos que comience a cambiar la política de occidente de connivencia con este tipo de personajes que condena a la miseria a millones de africanos.
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