Los habitantes de los países pobres soportan aún reglas y prácticas que se considerarían feudales en Europa, y pocos cambios se atisban en el futuro próximo. Decimos esto por algo que venimos tratando en el blog desde hace algún tiempo, y es que la crisis de los alimentos sigue viva pese a la bajada experimentada en los precios. La cuestión es que el mundo está superpoblado, y el progreso de cada vez más países hace que cada vez sea más difícil gestionar recursos finitos como los alimentos o el agua potable. Y aún en estos tiempos de hoy, cuando ha desaparecido la falsa imagen de opulencia que daba el dinero barato, sigue habiendo inversores y gente con dinero como ha ocurrido siempre. Uno de esos inversores de hoy es el rey de Arabia Saudita, que ha generado lo que han llamado King Abdullah, una iniciativa para invertir en agricultura en el extranjero. La primera fase del proyecto se ha desarrollado en Etiopía, donde un grupo de inversores saudíes ha invertido 100 millones de dólares para cultivar trigo, barley y arroz. Los inversores están exentos de tasas en los primeros años y pueden exportar hacia casa toda la producción. También en Etiopía, el World Food Programme (WFP) ha invertido 116 millones de dólares para proporcionar 230.000 toneladas de ayuda en alimentos entre 2007 y 2011 a los 4,6 millones de etíopes que están amenazados por el hambre y la malnutrición.
Estos ejemplos sirven para ilustrar lo que está ocurriendo en los países pobres: Los países que exportan capital pero importan alimentos están subcontratando la producción de las granjas a países que necesitan capital pero tienen tierras que no utilizan. Los países ricos en capital evitan comprar alimentos en los mercados internacionales con esta nueva estrategia de alquilar en los países pobres y cultivarlos ellos mismos. Camerún, Angola, Zambia, Malí, Laos, Camboya, Filipinas, Madagascar, Mozambique, Tanzania, Congo y muchos más. Países que han sufrido terribles abandonos por los inversores están recibiendo ahora inyecciones de capital destinadas a producir alimentos.
La escala de estas inversiones es importante. En Sudán solamente, Corea del Sur ha firmado negocios para desarrollar 690.000 hectáreas, los Emiratos Árabes Unidos 400.000 hectáreas y Egipto una extensión similar solamente para cultivar trigo. China se ha asegurado los derechos para cultivar aceite de palma para biocombustibles en 2,8 millones de hectáreas en el Congo, lo que será la plantación de aceite de palma más grande del mundo. También los chinos están negociando para cultivar biocombustibles en 2 millones de hectáreas en Zambia.
Una particularidad de todos estos proyectos es que en gran medida están orientados a la obtención de biocombustibles: trigo, maíz, arroz y jatropha. Los proyectos de Egipto y Corea del Sur en Sudán son ambos de trigo. Libia ha alquilado 100.000 hectáreas en Malí para cultivar arroz.
La agricultura ha sido uno de los pocos sectores que permanecían atractivos en el credit crunch, y ello ha hecho que muchos capitales se desvíen a esta actividad. Buen ejemplo de ello es que hasta Morgan Stanley se está dedicando a la agricultura y en marzo compró 40.000 hectáreas en Ucrania.
Bibliografía: Outsourcing´s third wave. The Economist May 23rd 2009
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